Todo empezó hace más de 6 años, por pura coincidencia. Luego de varias experiencias difíciles, pero de mucho aprendizaje en el tema de las relaciones de pareja, había decidido enfocarme en mí, en lo que me gustaba, en mi profesión, en realizar voluntariado, en fin, en disfrutar mi propia compañía. Creo que es saludable y necesario hacer ese refresh y me encontraba en ese proceso.

Era principios del 2013 y recién había cumplido mis 38 años. Llevaba varios meses trabajando en un puesto en el área de Comunicaciones de una agencia de gobierno en Puerto Rico y la verdad es que casi no tenía tiempo de pensar en nada más que no fuese trabajo. Sin embargo, cuando las cosas están para ti, simplemente suceden. Y así es esta historia.

Ese poco tiempo libre que tenía disponible, lo aprovechaba para hacer voluntariado, y para satisfacer esa parte de mí, que siempre había deseado ser artista, ofrecía mi servicio como voluntaria traduciendo y redactando promociones y otros materiales al español, en una organización sin fines de lucro localizada en California USA, dedicada a realizar encuentros musicales con artistas de diversos países para llevar un mensaje de unidad y hermandad. La misión simplemente me fascinó desde el principio.

Como parte de este proceso, conecté con músicos, productores y artistas de otros países. Todo desde mi computadora. Saber que tanta gente alrededor del mundo, aun hablando diferentes idiomas, eran unidos por el arte y la música, era suficiente razón para sentirme feliz con mi aportación. Y así, aportando mi talento y sirviendo a los demás, fue que lo conocí. Coincidimos en nuestro amor por las artes, la música y el servicio al prójimo. Él como músico y yo como comunicadora. Conectamos, y el resto es historia.

Una historia que merece la pena contar. Donde las diferencias culturales y de idioma, nos unieron más. Y el amor por el arte y la música, fueron la base para el comienzo de una relación que, a diferencia de las experiencias del pasado, había comenzado con una conexión emocional, antes que con la física.

“Si quieres resultados diferentes, tienes que hacer las cosas diferentes”, me había dicho una amiga psicóloga en una ocasión. Y ahora, más que nunca, entendía el verdadero significado de esas palabras. Conectamos emocionalmente, pero todavía no sabíamos cómo fluiría cuando tuviésemos ese contacto físico por primera vez. Y aunque nos veíamos a diario por Webcam, y hablábamos constantemente por WhatsApp, faltaba dar ese paso.

Luego de un año de compartir cibernéticamente, lo decidimos. Compré el pasaje, pedí los días de vacaciones, coordiné y me aseguré de dejar todo set, y en febrero 2014, nos encontramos en Carthage Airport en Tunisia. ¿Cómo fue ese primer encuentro? Ufff, esto y más, lo compartiré en la próxima edición de Share the Chair, el domingo que viene. Porque al “compartir la silla”, compartimos historias que transforman vidas. #SharetheChair#ShareyourStory.
Hasta la próxima,Tania Tamara

Tags:
Category: Projects

SHARE the CHAIR